A una década de su última gran gira internacional y a 23 años de su única presentación en la Argentina, Phil Collins cantó una hora y media frente a una multitud en esta ciudad. Centenares de parejas revivieron con cierta nostalgia el romanticismo de los ’80, cuando los hits del inglés copaban las radios.

Un Collins sonriente y con bastón entró al escenario a las 21:30 en punto; sólo caminó para ingresar y salir del lugar, el resto del tiempo cantó sentado en una silla giratoria obligado por la lesión que tiene en su columna vertebral.

«Hola, Argentina. Hola, Córdoba. Este es todo mi español», se presentó y saludó brazo en alto. Arrancó con «Against all odds (Take a look at me now)».

Antes de su aparición, durante unos 20 minutos, se sucedieron fotos en blanco y negro de su carrera; desde sus primeros años como baterista hasta la actualidad.

Vestido completamente de negro, con una campera liviana y zapatillas, dirigió a sus músicos y a la gente desde el centro del escenario.

«Another day in Paradise» (la segunda del show, para empezar a calentar motores), «More Night», «Separate Lives», «Two Hearts», «Both sides of the story», y «Dance into the light» volvieron a sonar cuando la mayoría de los asistentes había perdido las esperanzas de ver a Collins en vivo. Es que a comienzos de 2011 anunció su retiro por problemas de salud.

«Who said I would» provocó la primera gran ovación de la noche y el punto de quiebre de la participación de la gente en el show. A partir de ahí, todo fue una fiesta.

Como tributo a Génesis, cantó «Follow you follow me»; en esta gira la incluyó, por primera vez, como solista.

Su voz, inconfundible, se mantiene impecable pero la imposibilidad de moverse libremente genera sentimientos encontrados en su público.

Lo acompaña una banda de 15 músicos -en batería, su hijo Nicholas, de 16 años- que colabora en el despliegue y la dinámica del espectáculo. Los presentó después de «Hang in long enough» y aprovecha para hacer un pequeño comentario sobre cada uno. Sobre su hijo, enfatiza que es «un gran orgullo» tenerlo en el escenario.

El público se encendió con temas como «Invisible touch» y acompañó con ganas «Sussudio», interpretados cuando el concierto empezaba a entrar en su parte final. «Take me home» fue el cierre y la despedida de Collins de Córdoba.


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