El interior de la cartera define una clase de mujer

O ─para ser más precisos─, dos. Estamos nosotras, las linyeras, y está Mary Poppins, con su valijita mágica y perfecta.
Las linyeras como yo, vivimos fantaseando con tener una cartera ordenada, surtida y prolija, pero jamás lo logramos. La cambiamos con frecuencia y tiramos adentro lo que podamos encontrar en esa ocasión. Por ejemplo, yo ahora tengo una taza, una tarjeta de débito, una birome, un papel mamarracheado, edulcorante, monedas y un pedazo de sobre de capuccino instantáneo. Pero bien podría tener un cartucho recargable, un paquete de chicles, crema de manos y un gajito de planta podrido. En cambio, Mary Poppins tiene un hospital, una escuela, una peluquería. Lleva consigo todo aquello que puede necesitar una mujer, desde azúcar hasta un par de medias extra.
Mary Poppins tiene monedero y billetera. Cambia monedas en el banco por precaución y siempre lleva cédula de identidad, tarjetas de crédito y de débito.
Nosotras, las linyeras, optamos por un sistema mas cómodo. Tiramos bollos de billetes de dos pesos en el fondo, para comprar golosinas y conseguir cambio durante el día.
Mary Poppins tiene una cartuchera llena de útiles escolares, y a pesar de llevarlos a todos lados, nunca los pierde y sólo los reemplaza cuando están gastados.
Las linyeras jamás vimos el mismo lápiz dos veces. Tenemos una birome explotada en el fondo que manchó todos los billetes y el forro de la cartera y preferimos mendigar lapiceras en la cola del banco o anotar con delineador.
Mary Poppins tiene una barra de cereal ─por si tiene hambre─ y pastillas de menta, para refrescar la garganta.
Nosotras nos inclinamos más por los chicles fuera del paquete, los envases de golosinas, los cigarrillos picados o caramelos sin envoltorio y rebozados en tabaco.
Mary Poppins tiene agenda.
A nosotras nos gusta anotar todo ─menos el nombre del contacto─, en papeluchos mugrientos y desparramados. Preferimos ejercitar la memoria recordando visualmente que “el de la oficina es el que está escrito en lápiz sobre papel rosa”.
Mary Poppins tiene lima de uñas, costurero, jabón, desodorante, toallitas femeninas, perfume y una hebilla extra.
Las linyeras preferimos vivir a la buena de Dios. Nos sentimos más cómodas gritando y pidiendo ayuda a las desconocidas del baño o a las compañeras de trabajo y atándonos el cabello con una lapicera o un nudo.
Y las diferencias podrían seguir toda la vida. Carilinas, papel higiénico. DNI, súplica para que te paguen el cheque así. Cupón para retirar ropa de la tintorería, vago recuerdo de la bolsa. Subtecard. Un libro.
Me causa una envidia villana quien mantiene ordenada su cartera, porque fantaseo con que su vida debe ser más simple, aunque nosotras, las linyeras, estamos tan acostumbradas a vivir al margen de la ley y el confort, que podríamos pasar incluso por creativas.
Sin ir más lejos, hoy me llamaron del laverap y una revendedora de Avón, no agendé ninguno de los números. Tendré que llamar a los dos o esperar que lo hagan ellos, sucia y despintada.

Carolina Aguirre

Dra. Amor

 


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